Ecos del Alma
Como agua que va hacia el río
y del río hasta el mar.
Llegarán nuevos días
para no regresar jamás.
Solo quedarán huellas,
sus recuerdos, nada mas.
Algunos irán tras el viento,
otros nunca se marcharán.
Renacerán en amaneceres,
en silencios, en soledad.
Serán risas o libre encanto,
tal vez solo llanto...
de un dolor sin edad.
Vivirán en versos y rimas,
de nostálgicas poesías.
Soslayando senderos de olvido,
remembrando melancolías.
O serán latentes óleos,
carceleros de vivencias.
Insinuando eternizar sobre lienzos,
el vigor de su esencia.
Serán cántaro, nutriendo mi ser que no olvida.
Serán pluma vertiendo en el libro de la vida,
añoranzas o vestigios de euforia y calma
que fluyen como prosas...
“como ecos del alma”.
Marcelo Gennasi (*)
y del río hasta el mar.
Llegarán nuevos días
para no regresar jamás.
Solo quedarán huellas,
sus recuerdos, nada mas.
Algunos irán tras el viento,
otros nunca se marcharán.
Renacerán en amaneceres,
en silencios, en soledad.
Serán risas o libre encanto,
tal vez solo llanto...
de un dolor sin edad.
Vivirán en versos y rimas,
de nostálgicas poesías.
Soslayando senderos de olvido,
remembrando melancolías.
O serán latentes óleos,
carceleros de vivencias.
Insinuando eternizar sobre lienzos,
el vigor de su esencia.
Serán cántaro, nutriendo mi ser que no olvida.
Serán pluma vertiendo en el libro de la vida,
añoranzas o vestigios de euforia y calma
que fluyen como prosas...
“como ecos del alma”.
Marcelo Gennasi (*)
Si algo me distingue, para bien o para mal, es que de alguna manera me resisto a crecer. No quiero ni pienso perder el asombro por los sentidos: El profundo aroma del mar al atardecer. La maravillosa imagen de la luna llena, anaranjada como una pelota de basquet, asomando tras la gran ciudad, vista desde algún cerro. El hiptonizante sonido del arroyo de montaña, eterno, tan lleno de vida, empecinado en bajar por el camino más fácil, ofrendando al que se le arrime su vivificante alma y cobijando con su arrullo el sueño del que lo acompañe. La fría textura de la nieve, que es tan capaz de divertir, emocionar, mantener con vida o matar. Tan extremas son nuestras sensaciones como lo es la naturaleza que nos rodea. Es por eso que muchas veces me pregunto hasta cuándo mi cuerpo soportará el engaño de creer ser un niño eterno. El día que no soporte el esfuerzo, el día que mi mente se de realmente cuenta que no puede sostener sus convicciones... el día que eso pase seguramente me sentaré en un viejo sillón, escucharé buena música, miraré algunas fotos y videos, leeré diarios de viajes, o por qué no este blog, también volaré con mi cabeza hacia destinos nunca conocidos y contaré anécdotas a mis nietos, pero seguro será recordando los buenos momentos vividos... Mientras tanto seguiré construyendo "Nostalgias Futuras".
Nota: (*) Marcelo Gennasi vive en uno de los rincones más alejados, al sur de la Argentina. A Pesar que nos separan algunos miles de kilómetros, compartimos muchas cosas en común y la misma alegría por viajar. Gracias primo!